viernes, 29 de abril de 2011

Diferencias interacción-interactividad

La segunda parte de las tareas de 'Didáctica de la Educomunicación' para la semana que viene consiste en establecer las diferencias entre dos conceptos ciertamente interrelacionados; de hecho, ambos comienzan con el prefijo latino inter que equivale a 'en medio' o 'entre'.
Pero, antes de fijarnos en las diferencias existentes entre uno y otro concepto, veamos brevemente varios intentos de definición.

Por interactividad, Sara Osuna, nuestra profesora de Escenarios Virtuales, entendía "la posibilidad de que emisor@s y receptor@s permuten sus respectivos roles e intercambien mensajes". "La interactividad es una propiedad fundamental de las tecnologías digitales que nunca antes tuvieron las tecnologías analógicas. Mientras que un libro o un programa de televisión, por ejemplo, suelen estar diseñados con un punto de entrada y otro de salida, de forma que l@s lector@s o espectador@s accedan a la información ordenadamente desde el principio al final, los documentos multimedia digitales suelen estar compuestos de objetos o eventos (texto, imágenes, sonidos) con relativa independencia entre sí. [...]  L@s usuari@s no van leyendo, escuchando y viendo del comienzo al final del documento, sino que el recorrido depende de sus propias opciones".

Siguiendo una línea similar, aunque quizás más centrada en los medios tradicionales, Meritxell Estebanell, de la Universidad de Girona, comenta en un artículo publicado en una revista de tecnología educativa que la interactividad "debería ser una característica intrínseca de  los materiales multimedia (accesibles o no a través de la red) que  incrementase, cualitativa y cuantitativamente, la capacidad de los usuarios de intervenir en el desarrollo de las posibilidades que ofrecen los programas de manera que se pudiesen mejorar sus posibilidades de trabajo y de aprendizaje". Esta misma investigadora añade algo que, no por más evidente, deja de ser menos interesante hablando de la interactividad: "Se ha pasado de la emisión unidireccional de los antiguos programas radiofónicos o televisivos al proceso bilateral en el que el receptor-usuario-cliente se halla implicado en una experiencia en la que él tiene más posibilidades de intervención".

http://www.google.es/url?sa=t&source=web&cd=1&ved=0CBgQFjAA&url=http%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fservlet%2Fdcfichero_articulo%3Fcodigo%3D1252603%26orden%3D89124&ei=oXy6TaDJDMKyhAeCwbjMBQ&usg=AFQjCNHP1k9Tl8BC2UCmeS0tapWWtrP90g

Por último, Roberto Aparici y Agustín García Matilla en 'Lectura de imágenes en la era digital' exponen que, detrás de la interactividad, hay todo un espíritu de cambio con respecto a la comunicación. "Aunque para la mayoría de los informáticos e ingenieros, la interactividad está ligada sólo a la relación entre el usuario y el ordenador, para los educomunicadores es una forma de trabajo, una metodología comunicativa de carácter participativo que permite que cada individuo pueda ser un autor o coautor de textos o mensajes".

En cuanto al concepto de interacción, el Diccionario de la Real Academia Española lo define como "la acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etc". Por tanto, la interacción viene a ser un intercambio en el que dos o más partes tienen algo que decir y que compartir. En la teoría de la comunicación, según el Centro Virtual Cervantes, se entiende por interacción "un tipo de actividad comunicativa realizada por dos o más participantes que se influyen mutuamente, en un intercambio de acciones y reacciones verbales y no verbales [...] Una conversación cotidiana, una reunión de trabajo, una clase, un saludo o una partida de cartas, por ejemplo, son interacciones".

En el mismo Diccionario de términos clave de ELE se comenta que la interacción ha sido objeto de estudio de disciplinas como la sociología, la lingüística y la psicología educativa. Desde el segundo de los campos mencionados, el lingüístico, por ser el que más me atañe como profesor de español, existen posturas que se basan en la idea de que "hablar es interactuar y, por lo tanto, en una conversación los papeles de hablante y oyente se intercambian constantemente, es decir, no se da una acción de un solo lado, sino una interacción".

http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/interaccion.htm

Por último, Dulce Mª Gilbón y Mª del Carmen Contijoch, hablando de los cursos en línea, mencionan que, según el glosario de terminología para la educación abierta y a distancia, la interacción se define como "la acción de socializar ideas y compartir con los demás puntos de vista, conocimientos y posturas con respecto a un objeto de estudio. Esto sólo se da entre personas porque implica una influencia recíproca". Por el contrario, las autoras aluden a que la interactividad se refiere a "la posibilidad que tienen los usuarios para incidir de manera directa en el desarrollo del mensaje a través de cualquier medio".

http://www.google.es/url?sa=t&source=web&cd=4&ved=0CDEQFjAD&url=http%3A%2F%2Fe-spacio.uned.es%2Ffez%2Feserv.php%3Fpid%3Dbibliuned%3A19419%26dsID%3Dn03gilbon05.pdf&rct=j&q=diferencia%20interactividad%20interacci%C3%B3n&ei=oXy6TaDJDMKyhAeCwbjMBQ&usg=AFQjCNH7UxQ1jHuEfsnjvb5UB63wmgZIpQ

Es decir, y recapitulando todo lo dicho hasta ahora, la principal diferencia que observamos entre interactividad e interacción es que la primera pone el acento en una característica particular que reúnen las nuevas tecnologías (que propician que los receptores puedan participar y adoptar un papel más activo en el proceso de mediación, ya sea con internet, con la TV digital, etc.), mientras que la segunda se refiere a un flujo de comunicación entre dos o más agentes que alternan sus roles de emisores y receptores. Por tanto, la interacción puede existir perfectamente sin la interactividad (por ejemplo, se puede dar sin necesidad de mediación tecnológica) y la interactividad, según el grado de libertad de intervención que se conceda a los usuarios en un medio determinado, puede ampliar o anular la interacción que se establece entre ellos y la máquina así como entre ellos y otros iguales. De esta manera, apreciamos cómo ambos conceptos no tienen por qué darse conjuntamente, aunque lo recomendable para lograr una comunicación más democrática y liberadora sería que ambos se retroalimentaran y complementaran. En este sentido, ya hemos visto en otras asignaturas que las tecnologías más avanzadas, y al mismo tiempo las que más importancia conceden al papel que juegan los usuarios, operan según esta lógica: a mayor interactividad (por ejemplo, en los videojuegos de rol online) mayor interacción. Es por ello que quizás, en los nuevos entornos en que nos movemos, la interactividad cobre una gran relevancia como condición previa para promover la interacción de los receptores. Si la interactividad es adecuada, aunque los ejemplos de una interactividad de nivel 4 no abundan más allá de los videojuegos, los usuarios podrían convertirse en emirecs y desarrollar su propia ruta, sin imposiciones de ningún tipo (tal y como ocurría con la web 1.0), por los documentos digitales. No obstante, y como conclusión final, aún estamos en una fase embrionaria en la que la interactividad y la interacción sigue estando bastante limitada en el ámbito de los medios que han dado el salto a lo digital (televisión, radio...). ¿Será por algún tipo de  desconfianza con respecto al poder que pueden adquirir las audiencias?

jueves, 28 de abril de 2011

¿Qué es la convergencia de medios?

Cumpliendo con una de las tareas que nos marcó Patricia Ávila para la próxima semana, quería hacerme eco de lo que es la convergencia de medios según dos autores que he encontrado en internet.

El primero de ellos, Ramón Salaverría, ha escrito un ensayo que lleva por título 'Convergencia de medios'. Se puede acceder a él a través del portal de la revista latinoamericana de comunicación Chasqui.

http://chasqui.comunica.org/content/view/190/64/

En él, Salaverría, investigador de la Universidad de Navarra, intenta hacer una definición integradora que tenga en cuenta todos los matices implícitos en este concepto. Por eso, decide abordar su concreción desde cuatro puntos de vista diferentes: la dimensión empresarial, la tecnológica, la profesional y la comunicativa. Si nos atenemos a lo que indica en cada uno de estos puntos, tendríamos que la convergencia de medios hace referencia:

-A un proceso de diversificación mediática: "La aparición de Internet como nueva plataforma para el periodismo, que ha obligado a revisar los modelos de articulación de los medios en el seno de los grupos de comunicación".
-A una revolución instrumental que ha tenido lugar en los últimos años en los procesos de composición, producción y difusión: "La adopción de los sistemas de gestión de contenidos y la proliferación de nuevos dispositivos receptores digitales añade una segunda dimensión esencial, en este caso tecnológica, en el proceso de hibridación entre medios".
-A los cambios profundos en la labor de los periodistas que cada vez más son multitarea y multiplataforma: "Estas nuevas dinámicas de convergencia están haciendo que el trabajo del periodista sea cada vez más vertical o, lo que es lo mismo, que asuma mayor responsabilidad y protagonismo en el proceso de producción informativa".
-Y, por último, a las nuevas posibilidades de los lenguajes periodísticos a raíz de la introducción de internet que ha supuesto un avance en la integración de códigos comunicativos, dando como resultado un nuevo lenguaje periodístico multimedia.

En resumen, para Salaverría, la convergencia de medios no es sólo un maremágnum de procesos que ha introducido cambios en la labor periodística/comunicativa sino también "un reto  al que los medios no pueden dar la espalda, puesto que los hábitos de vida y, en particular, de consumo de información por parte de los ciudadanos están cambiando rápidamente movidos por esta revolución digital". Me quedaría de su ensayo con una última frase que resume muy bien las implicaciones de esa sucesión de cambios: "La convergencia de medios supone el advenimiento de un nuevo periodismo".

Por otra parte, he encontrado otro intento de definición en el siguiente ensayo de Genís Roca, un investigador catalán:

https://www.cac.cat/pfw_files/cma/recerca/quaderns_cac/Q31-32_Roca_ES.pdf

En él, Roca comenta que la convergencia de medios "no se explica sólo como la incorporación de nuevas tecnologías", sino que en su definición también intervienen otros factores como la tecnología, la economía, la gestión o la evolución profesional. Pero lo verdaderamente interesante del análisis que hace Roca es quizás su enfoque de la convergencia de medios teniendo muy en cuenta a los receptores. Así, dice que "la verdadera convergencia es la que se produce en cada uno de los consumidores, y la estrategia consiste en intentar englobar los espacios de tiempos que pueden dedicarnos, diferentes momentos que atenderemos forzosamente con diferentes medios que convergen en el usuario y sus múltiples interacciones sociales". "En los actuales tiempos de redes sociales y lectura transmedia", agrega, "la convergencia de los medios ya tiene poco que ver con la integración de múltiples aparatos en un solo dispositivo o en fórmulas mágicas contra la crisis [...] La convergencia de medios, lejos del 'todo en uno', se sirve de múltiples soportes y herramientas, y distribuye contenidos en toda clase de canales. En este proceso, lo único que sobrevive del emisor medio es la marca. En el proceso de convergencia de medios, los consumidores se transforman y los medios se minimalizan en la marca". En definitiva, su visión considera que la convergencia ha de articularse en torno a los principales responsables de que los medios sobrevivan, es decir, en torno a las audiencias. "Los medios no deben entender el concepto de convergencia pensando en sí mismos y sus asuntos internos, sino en la audiencia que quieren servir y a su cada vez mayor movilidad y capacidad de acceso a la información en múltiples formatos. Es decir, deben dejar de ver la convergencia como una cuestión de ingeniería y tratarla como un tema de servicio y fidelización del cliente".

Por último, quería dejar un video de Ramón Salaverría y Henry Jenkins hablando precisamente de convergencia de medios.






-

viernes, 15 de abril de 2011

Las mediaciones del proceso de recepción

Entender que el proceso de recepción está mediado, tal y como exponen los autores Mercedes Charles y Guillermo Orozco en su artículo, es concebir que este proceso está sujeto a múltiples factores, internos y externos a los propios receptores, que, de alguna manera, influyen en la forma en la que éstos reaccionan a determinados mensajes mediáticos. Desde la perspectiva de la Educación para los medios, se parte de la idea de que el proceso de recepción no se limita a la relación que se establece entre dos entidades (pongamos por caso, un medio emisor como la televisión y un sujeto receptor como nosotros delante de la pantalla), sino que atañe también a un gran número de condicionantes, incluso previos al propio proceso de recepción, que incidirán en el resultado de la elaboración de los mensajes por parte del sujeto. Tanto las herramientas tecnológicas como las psicológicas median en gran parte la actividad, pero, tal y como veremos en la siguiente descripción, existen otros agentes intervinientes que hay que tener en cuenta:

-Mediación cognoscitiva.- El término cognoscitivo procede del latín cognoscere, que equivale a ‘conocer’. Por tanto, esta mediación pone el foco en los procesos mentales de los propios receptores y en analizar de qué forma asumen y transforman internamente la información proporcionada por un estímulo concreto. En esta mediación tiene relevancia todo lo relacionado con la atención, la memoria, la comprensión, la percepción, la motivación o las ideas interiorizadas por los receptores con respecto a los medios.
Por ejemplo, dentro de este campo, podríamos hablar de las diferentes formas de procesar la información (unos medios como la prensa escrita dan un mayor margen para la reflexión del receptor que otros), de qué modo los medios intentan conducir la recepción de las audiencias (por ejemplo, dando prioridad a las noticias más espectaculares o haciendo uso de otras técnicas -el ‘famoso’ “durante la publicidad les mostraremos en exclusiva unas imágenes”- para mantener enganchado a su público) o de cómo el ideario de los receptores concede, de partida, una mayor veracidad a un medio de comunicación antes que a otro (por ejemplo, el gran poder de la imagen como ‘prueba’ o ‘huella visual’ de los acontecimientos ha hecho que muchos individuos crean en la realidad que nos muestra la televisión, aunque, como hemos visto a lo largo del Máster, se trate de una construcción, muchas veces manipulada, de esa misma realidad).
En definitiva, la mediación cognoscitiva mira en el interior de las partes intervinientes en el proceso de comunicación. No hay que olvidar que, tras las pantallas, también hay seres humanos que, en función de la audiencia a la que se dirigen, presentan la información de la manera que sea más provechosa y efectiva para el medio para el que trabajan.

-Mediación institucional.- Al hablar de esta mediación, es inevitable hacer referencia a Louis Althusser y su obra Ideología y aparatos ideológicos del Estado. En ella, el pensador francés percibía a los medios de comunicación como aparatos ideológicos del Estado a través de los cuales “se nos socializa a fin de aceptar la ideología dominante” (2010:30). Junto a ellos, Althusser mencionaba, como otros posibles referentes institucionales que influyen en nuestra forma de ser y, por tanto, de ser receptores, a la iglesia, la familia o el sistema educativo.
Pues bien, la mediación institucional sería aquella que toma en consideración todos los ambientes en los que se mueve o se ha movido socialmente el individuo receptor y que, en muchas ocasiones, han colaborado en la configuración de sus ideas, creencias o comportamientos. Es por ello que interesa conocer, desde la Educación para los medios, qué poso han dejado esas instituciones en los receptores. A modo de ejemplo, podíamos aventurar que el procesamiento mental de una noticia sobre el aborto será diferente según el grado de religiosidad que manifiesten los distintos receptores. Igualmente, la educación que una familia haya proporcionado a un joven con respecto a los medios puede convertirse en un hecho decisivo en la manera en que éste asume y consume la información que le llega a través de diversas fuentes.
Como se dice en el texto de Charles y Orozco, no siempre las influencias provenientes de estas instituciones son sumativas, sino que, a veces, luchan entre sí por el interés de ‘formar’ ideológicamente a un individuo. Los autores ponen el ejemplo de la guerrilla existente entre la escuela y la televisión, dos mundos que siguen percibiéndose como antagonistas pese a los intentos de la educomunicación, pero lo mismo se podría decir de las batallas protagonizadas por la familia y los medios (hay familias que hacen un uso irreflexivo de los medios y otras que intentan guiar a sus hijos en su acercamiento a ellos) o los partidos políticos y los medios (desde la política se intenta influir en los temas que ofrecen los medios, por ejemplo en cuanto a la exposición al público de sus líderes políticos).
En resumen, siguiendo el punto de vista de la Educación para los medios, las mediaciones institucionales deben ser valoradas en el proceso de recepción dado que estas instituciones han jugado y juegan un papel importante en nuestro desarrollo sociocultural y en nuestra sensibilidad con respecto a los asuntos que conocemos.

-Mediación del entorno.- Como la propia palabra indica, esta mediación hace referencia a todas las características que rodean y definen al individuo desde una triple perspectiva: situacional, contextual y estructural.
Si la mediación cognoscitiva hacía hincapié en la estructura mental que se pone en marcha en nuestro yo interno y la institucional en los agentes sociales que en cierta forma nos modelan como sujetos, la mediación del entorno atiende más a nuestro contexto más inmediato (es decir, nuestro hogar), a nuestra forma de vivir y a nuestros rasgos identitarios originales. Así, la mediación situacional trataría de analizar cómo está configurado el espacio familiar en relación con los medios (sobre todo, con respecto a la televisión) y qué usos son los que se fomentan en un hogar determinado. Como se comentó en el último chat, unas familias pueden utilizar la televisión como un objeto para interrelacionarse y debatir sobre la sociedad (es lo que ocurre con géneros televisivos como las noticias o los programas de tertulias políticas), otras para fomentar un uso individualizado de los medios (por ejemplo, las familias que disponen de varios televisores para satisfacer los diferentes intereses de sus componentes) y también puede haber muchas otras que sólo quieran de la tele una compañía o una distracción momentánea. En resumen, el número de dispositivos o de medios que entran en una casa (pensemos por ejemplo en un padre o una madre suscritos a un periódico) y, sobre todo, la interacción que tiene lugar en torno a ellos va a ser un factor de gran importancia para determinar cómo es el proceso de recepción de un individuo y si éste está influenciado por algunas practicas compartidas o no por la familia.
En cuanto a las mediaciones contextuales, observamos que hay dos microsistemas, entendiendo por éstos los contextos más inmediatos del individuo, que intervienen en el moldeado de nuestro proceso de recepción. Me refiero a la escuela y a la familia. En mi opinión, según cómo nos eduquen en estos dos entornos, tendremos un mayor o menor capacidad para observar y analizar críticamente los mensajes con que nos bombardean los medios. Además de estos dos grandes factores, las mediaciones contextuales también aluden a otros aspectos que forman parte de nuestra identidad como nuestro lugar de origen, nuestro trabajo, nuestros hábitos, los valores que tenemos o nuestros objetivos en la vida. Como se puede apreciar, todos ellos parten de las dos grandes esferas mencionadas y de las actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona experimenta a lo largo de su existencia y en estos escenarios dados (decimos ‘dados’ porque apenas podemos elegirlos por nosotros mismos cuando somos niños o adolescentes).
Por último, en relación con las mediaciones de entorno estructurales, hemos de decir que, según Charles y Orozco, son aquellas que provienen de las formas de diferenciación social más conocidas (la edad, la etnia, el género, la clase social…) y que, como hemos dicho antes con las anteriores, resultan decisivas en nuestra competencia como receptores. Muchas de estas características pueden tener tanto peso en nuestro modo de acercarnos al proceso de recepción que pueden llegar a imponerse a otras mediaciones como las cognoscitivas o las institucionales. Pensemos, por ejemplo, en un sujeto perteneciente a una clase social baja que no ha tenido ni la educación ni los medios necesarios para poder evaluar de forma crítica e independiente un mensaje. Del mismo modo, la edad puede presentarse como un hándicap difícil de superar cuando se trata de educar para los medios a personas mayores, independientemente de su nivel educativo o de la influencia que hayan ejercido sobre ellos otros agentes institucionales. Las limitaciones físicas o psicológicas pueden anular por sí solas cualquier otra posible mediación. Por tanto, diríamos que las mediaciones del entorno -situacionales, contextuales y estructurales- y las institucionales, y en especial las relativas a la escuela y la familia, son las que van a marcar, en buena parte y progresivamente, la destreza para la recepción que desarrollen los individuos. Como bien se decía en el artículo, “el público no nace, sino que se hace”. Es en esa múltiple interacción con las mediaciones que hemos ido comentando donde se va configurando nuestro yo como receptores.
En definitiva, una buena Educación para los Medios tendría que autoimponerse el objetivo de hacer que el individuo sea consciente de los factores que influyen en su conducta como receptor. Sólo así habremos dado el primer paso para que los receptores pasivos y acríticos empiecen a adoptar una postura distinta. La meta a largo plazo es que ellos tengan voz y voto y puedan controlar el propio proceso de comunicación a que, muchas veces y sin apenas darse cuenta de ello, están sometidos a diario.